La velocidad y el tocino
(Nota: este artículo fue publicado originalmente el 9 de octubre de 2020 en el grupo de Facebook Motos 125 y Gas)
(And now for something completely different…)
Hoy quisiera citar a Carlo Cipolla. Este señor, de apellido jodido de pronunciar en español, fue un historiador económico italiano… y lo tenía muy claro.
Cipolla publicó en 1988 el más sublime ensayo sobre la estupidez humana que se haya escrito jamás: Allegro ma non troppo.
Es un texto muy recomendable y breve, pero aún así, os lo resumiré en una sola frase: NO EXISTE NADA MÁS PELIGROSO QUE UN ESTÚPIDO.
Probablemente os preguntaréis qué hago contando esto en un grupo sobre motos, pero os invito a leer el artículo completo y veréis por qué. Me ha quedado un texto más largo de lo normal y de lo recomendable para Facebook (ver nota al inicio). Lo lamento, pero es que es un desahogo.
En los últimos días he sido golpeado por dos noticias relacionadas que han hecho tambalear mis ganas de seguir formando parte de la sociedad. Que paren el mundo, que me bajo.
La primera noticia me noqueó, y la segunda me remató a bocajarro en el suelo.
Y ambas tienen que ver con las motos. Mucho. Bueno, todo.
Os contaré la primera:
Resulta que la ciudad de Bilbao es, desde hace unos días, la primera ciudad del mundo con más de 300.000 habitantes en establecer un límite de velocidad máximo en TODAS sus carreteras de 30 km/h.
Acojonante.
30 km/h viene a ser algo así como un pelo por encima de la velocidad máxima de un patinete eléctrico. ¿Has visto a alguno de esos insensatos que van con su patinete por la calzada? Pues eso es. Así tiene que ir todo el mundo, ya sea en moto, coche, camión o autobús.
Hacía tiempo que se venía rumoreando que este tipo de medidas se iban a implantar. Yo no me lo quería creer. Suponía que el sentido común se impondría… pero no. Qué iluso.
Me imagino al politicucho de turno explicando las bondades de la nueva medida, hablando de mayor seguridad, menor contaminación, quedando muy bien y haciendo gala de una ignorancia supina.
Para empezar, circular a una velocidad (máxima) de 30 km/h, es lo más contaminante que existe. Vamos, es que es de puro cajón, y si hace falta explicar esto, es que vamos muy mal de conocimientos.
Desde luego, resulta evidente que ir a 50 km/h contamina bastante menos que ir a 30 o menos. A 50 puedes meter cuarta e incluso quinta marcha si me apuras, yendo a punta de gas, y el consumo en esos casos es muy contenido.
Los conductores de Bilbao ya se están quejando de que a 30, aparte de que es algo que les hace estar más pendientes del velocímetro que de la carretera, es un infierno para los motores, pues en segunda marcha vas muy alto de vueltas (consumiendo gasolina a lo bestia) y en tercera, bastante bajo..30 km/h suele ser una velocidad de transición en circulación normal. Esto lo sabe cualquiera que tenga un mínimo de experiencia circulando.
Puedo entender que haya calles específicas en una ciudad (estrechas, con mucho flujo de peatones, cerca de colegios…) donde sea recomendable ir a 30 por seguridad, pero de ahí a hacerlo obligatorio para toda la ciudad, hay un salto al absurdo gigantesco.
Por otro lado, la excusa de los accidentes para limitar la velocidad es algo que me enerva. Que a 30 km/h muere menos gente que a 50 es una obviedad como un castillo. Nos ha jodido. Y si prohibimos los coches o las motos (que en el fondo es lo que quieren algunos), no habrá accidentes. No queda tanto para eso.
Están aplicando por enésima vez la política de ‘muerto el perro, se acabó la rabia’. Prohibir en vez de educar. Este es el nivel de nuestros amados líderes. El de los actuales, los anteriores, los anteriores de los anteriores y los de más atrás… Y podría seguir así retrocediendo hasta el sacrosanto imperio romano.
Prohibir es demasiado fácil y tentador. Además, es muy rentable a base de multas. Lo de educar ya es más complicado. Requiere inteligencia, esfuerzo e inversión. Y si a un político le das a elegir entre gastar y pensar, o ingresar sin esfuerzo, también lo tiene muy claro.
¿Sabéis cuánto ingresó la DGT por multas y tasas sólo en 2018 (último ejercicio publicado)? Por encima de mil millones de euros. Exactamente, 1.053.838.874 €.
OK. Y ahora, teniendo en cuenta que es un organismo público enfocado a la protección de conductores y viandantes, ¿cuánto dirías que gastaron en educación y formación para la seguridad vial? Pues 1.680.191 €… lo cual nos arroja la indignante cifra relativa de un 0,16%.
¡¡¡ 0,16% en educación vial !!! Maldita sea, ¿cómo es posible que nadie ponga el grito en el cielo?
Nos toman por imbéciles. Es tan indiscutible y evidente el fin último de la DGT, que no hay defensa ni argumentación posible.
Así que, por supuesto que es más fácil prohibir que educar. La prueba innegable es que ni se molestan en esto último. Además, no tienes más que ver la cantidad de gente que no sabe ni aparcar el coche ni circular correctamente para darte cuenta de ello. ¿Cómo no va a haber muertos en las carreteras? Demasiado pocos hay para las burradas que se ven por ahí.
Pero no, educar, no… Nah… ¿para qué? Eso es muy complicado. La gente no aprende. Ése es el razonamiento rápido de las autoridades.
Aquí, si lo piensas bien, la DGT prácticamente comercia con esos muertos. Con la excusa de evitarlos (cosa que nunca sucederá mientras no haya auténtica educación vial) se procuran una ayudita muy buena para las arcas, siempre necesitadas de más pasta, y mientras, se envuelven de un halo salvador y protector.
Que sí, que ninguno queremos que muera gente en las carreteras, pero este no es el camino. El camino de las multas y las prohibiciones es el método fácil, el método cutre e ineficaz, el de la amenaza, el de la falta de ideas y el de curar síntomas y no enfermedades.
En fin, es un tema que da para debate largo y no quiero aburriros más. De todas formas, os he dejado lo mejor para el final. Oh, yeah.
Aún no os he contado la segunda noticia. Y aquí es donde os vais a quedar ya de pasta de boniato. Estoy seguro al 100%..Resulta que la ciudad gallega de Pontevedra ha decidido limitar la velocidad… ¡¡¡ A 6 KM/H !!!.Repito: seis kilómetros por hora.
Esto sí que sí. Ahora ya hemos llegado a la cúspide de la estupidez, de la estulticia completa, la élite de los imbéciles.
En fin, por la noticia (que puedes leer aquí) no queda claro si es en todo el casco urbano de la ciudad o sólo en ciertos tramos, pero vamos, que me da igual. Es maravillosa. Me regocijo y me estremezco ante tal despliegue de estupidez. Es hasta bello.
Me encantaría haber presenciado la presentación pública de tan insigne idea (del partido BNG, por cierto, aunque es lo de menos). Hubiera pagado por asistir y hacer una foto conmemorativa para el recuerdo.
Por tocarles un poco los cojones, igual les hubiera preguntado en la rueda de prensa si no consideraban más ecológico, eficiente y seguro bajarse del coche y empujarlo. Probablemente, sí.
Y lo mejor de todo es que dicen que la medida no es recaudatoria. Eso sí: multas de 200 a 500€ al que se la salte. Si esto no es grandioso, no sé qué puede serlo.
En fin, ahora ya sois más conscientes como yo de que el mundo se va a la mierda, de que más os vale aprovechar cada salida en moto como si fuera la última de vuestras vidas, y de que, si camináis muy deprisa por Pontevedra, igual os multan por exceso de velocidad por ser unos putos irresponsables y unos vándalos.
No tengo nada más que declarar, Señoría.
El gran Carlo Cipolla definió a los estúpidos como esos seres que, a través de sus acciones, no sólo causan un perjuicio a los demás, sino que, al mismo tiempo, se lo causan también a sí mismos, resultando en un lastre improductivo para la sociedad, con infinitas y siempre infravaloradas capacidades de destrucción.
Sacad vuestras propias conclusiones.
Pablo Ortiz
akiramotos.com