(Nota: este artículo fue publicado originalmente el 3 de julio de 2020 en el grupo de Facebook Motos 125 y Gas)
¡Hola a todos!
Estrenamos sección en el grupo Motos 125 y Gas con una serie de artículos que podréis encontrar regularmente por aquí, tematizados bajo el lema Biker Editor.
Con este primero empezamos calentitos, para que nadie se me duerma: que sepas que te están tomando el pelo. O lo intentan, vaya.
Y tú dirás: ¿que me están tomando el pelo? ¿quién? ¿cómo?.
Pues sí, las marcas de motos nos están vacilando. Al menos algunas de ellas, y además llevan haciéndolo desde hace bastante tiempo. ¿Cómo? Con los precios que nos ofrecen para comprar ciertos modelos de 125cc.
Cuando en octubre de 2004 entró en vigor la convalidación del carnet de conducir tipo B con el permiso de moto A1, se produjo un boom de ventas en la categoría de 125cc hasta 15 CV, límite máximo de cilindrada y potencia para dicha licencia.
Aparte de otras consecuencias que tuvo dicha convalidación (de las que ya hablaremos otro día), una muy evidente es que, de pronto, las motos del octavo de litro se multiplicaron como setas en las calles, y por otro lado, algunas marcas se dieron cuenta de que había un nuevo, enorme y suculento trozo de mercado cautivo del que era muy sencillo aprovecharse.
¿Por qué digo cautivo? Bueno, mucha gente no necesitaba (ni necesita) ir más allá de lo que ofrece una 125, y a otros no les compensaba el elevado coste y la dificultad de saltar hacia el carnet A (por aquel entonces limitado a 34 CV durante dos años; hoy 47).
15 CV de potencia pueden ser muy divertidos y proporcionar un gran servicio, pero llegan hasta donde llegan, y los fabricantes sabían que muchos compradores querrían exprimir los límites legales de la categoría… y allí estaban algunas marcas dispuestas a cobrar esa frustración a precio de oro.
Antes de 2004, encontrar un modelo del octavo de litro que se acercase o superase los 3.000 € (o 500.000 pesetas antes de 2002) era toda una rareza digna de ver. Los había, claro que sí, pero eran muy pocos. Por ejemplo, la ya extintas Aprilia RS 125 o Cagiva Mito 125, con motores de dos tiempos, que todo dios deslimitaba para sacarles los más de 30 CV que rendían de fábrica.
Así, de la noche a la mañana, en el segmento de las motos de 125, que siempre había sido discreto, sencillo y económico en líneas generales, empezaron a aparecer modelos con precios exorbitados de un modo totalmente injustificado.
Poco a poco empezaron a predicarse en el mercado modelos que intentaban reflejar el espíritu de motos de categorías superiores, a las cuales los ‘convalidados’ no podían acceder.
Hoy la mayor parte del mercado de 125cc se sitúa por encima de los 3.000 €, pero es que hay modelos que superan muy ampliamente esa cifra. ¿Efecto de la inflación? Sí, claro, pero no sólo eso. También un poco de jeta.
¿Sabéis cuánto costaba una Yamaha YZF-R 125 hace 10 años? ¿No? Pues ya os lo digo yo: 3.900 €, que ya era mucha pasta en 2010. Y ojito, que por aquel entonces, por no llevar, no llevaba ni inyección, ni pinza de freno radial, ni una triste horquilla invertida que justificara ese precio.
Ok ¿Sabéis cuánto cuesta hoy? 5.000 €, cuando por 1.000 € más tienes a su hermana mayor de 300cc, con motor bicilíndrico y 42 CV.
No está mal el subidón de precio, eh?
No sé qué os habrá pasado a vosotros, pero mi salario no se ha revalorizado un 28% desde 2010…
Y ese es sólo un pequeño ejemplo.
En 2012, Honda tuvo los santos huevos de vender la Honda Varadero 125 por exactamente ¡5.489 €!. Que sí, era una gran moto y tal… pero es que en ese año era casi 500 € más cara que la naked CB 500F, lo cual era escandaloso.
También podríamos nombrar la actual Kawasaki Ninja 125 (5.050 €), el scooter Yamaha X-Max Tech Max (5.200 €), la Fantic Caballero (5.200 €) o la Vespa GTS Touring (5.480 €)… pero la lista puede ser mucho más larga.
Nadie dice que no sean buenas motos. Claro que lo son, incluso muy buenas, y oye, si te las puedes permitir, magnífico y a disfrutar. Yo también lo haría. Nada que discutir ahí. Pero seamos conscientes de lo que las marcas hacen con nosotros. Aunque sean buenos productos, son precios claramente inflados.
Qué queréis que os diga, cuando yo veo que por esas cantidades te compras dos motos de otra marca y aún te sobra dinero… el argumento de la relación calidad-precio es incontestable. Por nombrar una sola, la Daelim Daystar 125 FI Plus cuesta 2.590 €, y es una moto co-jo-nu-da. Pero hay más, muchas más.
Y eso no es lo peor.
Lo peor es que ahora mismo hay cada vez más modelos interesantes de 250, 300, 400 y 500cc a precios por debajo de los de muchas 125, hasta la barrera psicológica de los 6.000 €. Pero claro… no los puedes llevar con el A1, y ellos lo saben. Ahí está el truco.
Piénsatelo y feliz compra.
Pablo Ortiz
akiramotos.com
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