(Nota: este artículo fue publicado originalmente el 2 de octubre de 2020 en el grupo de Facebook Motos 125 y Gas)
Vamos, tan poco, tan poco ruido, que poca gente la escuchó. Y merecía más atención. Así que aquí vengo a poner mi granito de arena en favor de esta pequeña marca británica.
Aunque, bueno, lo de pequeña resulta también injusto en este caso, pues venden en medio mundo: Reino Unido, Holanda, Francia, Italia, España, Portugal, Japón, Corea, Singapur, EE.UU, Canadá y Australia. Ya quisieran muchas marcas españolas poder decir eso.
Si no sabes nada de Mutt, te contaré que originalmente era un taller de personalización de motos de alta cilindrada. Vamos, lo que viene siendo el custom de toda la vida. Ese tipo de modelos que se suelen preparar por encargo, que conllevan un enorme trabajo artesano y que, en consecuencia, cuestan una pasta gansa.
Entonces, un buen día, a alguien de Mutt se le encendió la bombillita y pensó: ¿por qué no trasladamos este concepto de customización a motos sencillas y económicas que todo el mundo pueda permitirse?
Y eso hicieron.
Aprovechando la moda europea de las motos de 125 y 250 con estética retro, sin duda fue un momento genial para embarcarse en esa idea. Y mientras otras marcas nuevas surgidas bajo esa moda intentan imitar la clásica estética british (café racer, scrambler, etc), ellos no la imitan: ellos son británicos, y sus motos también lo son.
Mutt diseña y monta todos sus modelos en Birmingham (Inglaterra), la cuna de la industria motociclista inglesa. Afirman que el espíritu custom se respira en todas y cada una de sus motos, con un montaje casi artesanal, cuidando cada detalle. De este modo, aseguran, por ejemplo, que no encontrarás dos depósitos de combustible exactamente iguales entre ellas.
En cuanto al motor, las motos de 125cc (todas) recurren al viejo propulsor de la Suzuki GN125, de probadísima solvencia y fiabilidad. Eso sí: les encanta decir que es un motor japonés fabricado por un socio de Suzuki, lo que queda genial para el marketing, pero vamos, lo que no te dicen es que el socio es chino y se trata de la empresa Jiangmen Dachangjiang (lo cual no tiene por qué ser un problema).
Así que, sí, muy british, pero motor hecho en China, por supuesto. ¿Acaso alguien esperaba otra cosa?
El caso es que declaran 12 CV de potencia para ese monocilíndrico refrigerado por aire (las versiones de 250 rinden 21 CV), lo cual es algo bastante aceptable, sobre todo teniendo en cuenta que el peso de estas motos es irrisorio, situándose alrededor de los 105 kg en seco. De hecho, aseguran entre 112 y 115 km/h de velocidad punta, que me parece algo optimista, pero con tan bajo peso, quizás sea factible.
En cuanto a los acabados, no cabe duda de que son de muy buen nivel, marcando distancia así con su competencia, que lo trae todo hecho desde China y, generalmente, con componentes no tan cuidados. En Mutt, desde el manillar, pasando por la quilla, los guardabarros, los escapes y hasta los soportes de los intermitentes, no hay rincón que no destile buen hacer.
Y por si eso fuera poco, también te ofrecen personalizar aún más tu moto, que para algo se dedicaban a ello. Y la verdad es que, desde que iniciaron su iniciativa de popularizar el mundo custom no se puede decir que les haya ido mal, dada la presencia que tienen en el globo terráqueo.
A nivel estético resultan todo un soplo de aire fresco, no sólo las propias motos, sino también su nivel de comunicación gráfica, que derrocha estilo, algo de lo que deberían aprender todas sus rivales.
Tienen incluso una revista digital propia, realizada con diseño profesional y fotógrafos de calidad, algo que puede parecer un detalle sin importancia, pero que nos dice mucho de la pasión por el detalle de esta gente. Cuando uno ve estas cosas se da cuenta de que los tipos de Mutt van en serio.
Por supuesto, todo esto tiene un coste. Mutt ofrece actualmente 13 modelos de 125, que parten de la misma base, y si bien no son los modelos retro más baratos que vas a encontrar por ahí fuera, quizás el salto en calidad bien lo merezca. O no. Eso ya lo decides tú.
Los precios parten desde los 3.450 € de la Mongrel y llegan hasta los 3.800 € de los modelos más recientes, como la Razorback, mientras que la mayoría de variantes se sitúa en los 3.600 €..En España llevan menos de dos años, y la anécdota extraña es que tenemos una web de Mutt Madrid y otra de Mutt Barcelona. Imagino que serán distribuidores diferentes (de hecho, en la web de Barcelona no aparecen todos los modelos de la marca), pero es una situación un poco surrealista que no ayuda a su difusión ordenada.
Sea como fuere, yo os recomiendo que visitéis la página global, que está en inglés, pero es la que mejor contenido tiene de todas.
Si, como a mí, os gusta el mundo del diseño, os atrae la reinvención de lo retro, y os resulta indignante mirar las tarifas de Triumph, vais a disfrutar con la web, y posiblemente lleguéis a la misma conclusión que yo de que esta marca merecía hacer mucho más ruido en este país.
Pablo Ortiz
akiramotos.com
febrero 10, 2022 a las 12:21 am
Todo muy bien esplicado pero los chasis los hacen también ellos. Hay alguna foto de la cadena de montaje?
febrero 10, 2022 a las 11:19 am
Hola, Paco.
Desconozco si los chasis los hacen también ellos. En realidad, poco importa. Es un detalle que tiene mérito, pero desde el punto de vista del cliente final, no es muy relevante. Son motos con muy baja potencia, y el chasis que necesitan y que utilizan (cuna simple) no tiene demasiada complicación de fabricar. Yo no he visto ninguna imagen de la cadena de montaje.
Saludos.