(Nota: este artículo fue publicado originalmente el 10 de julio de 2020 en el grupo de Facebook Motos 125 y Gas)

¡Hola de nuevo a todos!

He aquí el segundo artículo de nuestra reciente sección denominada Biker Editor.

Hoy quiero hablaros de velocidad. En particular, del mito de la velocidad máxima.

Sí, ese dato que es lo primero que te pregunta todo el mundo cuando tienes moto nueva como si no hubiera nada más importante. Y, bueno, si estamos en un grupo de motos de 125, tendremos que hablar de qué son capaces las máquinas del octavo de litro, ¿no?

Pues traigo malas noticias: no son capaces de grandes heroicidades, pero seguro que eso ya lo sabías.

Sin embargo, lo cierto es que aún hay cierta confusión o lo que podríamos denominar ilusión optimista acerca de la velocidad que se puede alcanzar una moto de este segmento.

En los comentarios del artículo anteriorJavier García contaba que había quien le preguntaba (en relación a un anuncio de venta de su moto) que si ésta alcanzaba más de 130 km/h.

Pues no, va a ser que no. Ni tirándola por un precipicio.

Según la prensa especializada, apenas hay modelos con los que te pudieras granjear una multa por exceso de velocidad en autovía. Y para ello necesitarías forzar al máximo, en condiciones favorables, sacándole los higadillos al motor, y lo conseguirías muy por los pelos…

Aunque hay una ligera disparidad en las cifras de unos medios y otros, las motos más rápidas de la categoría son la Yamaha YZF-R 125, la KTM Duke 125 y la Suzuki GSX-R 125, las únicas capaces de alcanzar o superar los 120 km/h. Y no, no hay ningún scooter entre el TOP 5, si bien el Honda Forza 125 no anda lejos.

Obviamente, hablamos de velocidad máxima REAL, no de marcador. Porque los marcadores mienten más que hablan, absolutamente todos, y algunos son como tu madre cuando tenías 5 años y le enseñabas un dibujo del cole con tu mejor sonrisa: todo optimismo.

Pero no, no eres tan rápido, lo siento por tu ego.

Lo más normal es que los velocímetros tengan un margen de error de unos 10 km/h. Quizás, si son muy precisos, algo menos. Sin embargo, los hay mucho peores, y en la categoría de 125, donde los costes de fábrica aprietan, están algunos de los más traidores, pudiendo encontrar márgenes de error (a velocidad máxima) de 15 km/h o incluso más.

Así que, cuando vuelvas a ver los 130 en tu marcador, agachado en modo ninja sobre el depósito y con el motor vibrando como una cafetera a punto de explotar, quizás no quieras que nadie te cuente que apenas estás rozando los 115… si acaso.

Si nos vamos a las motos más modestas, refrigeradas exclusivamente por aire, con entre 9-12 CV, llegar a 100-105 km/h reales es ya toda una odisea. En algunos casos ni eso.

Esta es la cruda realidad de la velocidad máxima de las 125 de cuatro tiempos.

Y desde luego, tampoco es aconsejable ir todo el rato con el puño enroscado a tope. Eso debería limitarse a momentos más o menos puntuales, porque le estás exigiendo el 100% a tu máquina, y eso implica mayor esfuerzo, mayor desgaste de piezas (por no hablar de mayor consumo de combustible) y probablemente menor durabilidad.

Hay quien asegura que te puedes hacer un viaje de 400 km. tirando todo el rato a tope, que te cansarás tú antes que la moto y bla, bla, bla… Bueno, no sé tú, pero yo no lo haría. Y si lo haces, espero por tu bien que hayas mirado el nivel de aceite primero.

De todas formas, la velocidad no lo es todo, claro que no.

En el ámbito urbano e interurbano, que es donde se suelen mover las 125, no hacen falta cifras altas para disfrutar. De hecho, es mucho más relevante la aceleración hasta unos 60-70 km/h. Y, por supuesto, hay infinidad de factores que deberían ser prioritarios al elegir nuestra 125: fiabilidad, precio, consumo, equipamiento, parte ciclo, acabados, estética… pero no puedo abordar todos ellos a la vez aquí.

Por desgracia, aún tengo una última y lamentable observación que compartir con vosotros: las motos de 125 (todas en general) corren menos hoy que las de hace 10-15 años… y, sin embargo, más que las nuevas que vendrán en apenas un año o dos.

¿Por qué?

Básicamente, por las leyes anticontaminación. Desde la implantación de las leyes EURO de emisiones de gases y la llegada de los catalizadores a los tubos de escape, cada vez es más complicado extraer la misma potencia de los motores.

¿No te has fijado en el tamaño creciente de los escapes de todas las motos? ¿Recuerdas, por ejemplo, cuando la KTM Duke 125/390 tenía un diseño minimalista con el tubo oculto en la parte inferior? Pues eso cambió pronto, y esta es la explicación.

Actualmente estamos bajo la ley EURO 4, en transición hacia la EURO 5 en este mismo año, y las restricciones de emisiones son cada vez más chungas. Dicho de un modo sencillo y fácil de entender: cada vez llevamos un ‘tapón’ más grande y más obstructor en el tubo de escape. Todo sea por el medio ambiente, que nos lo estamos cargando.

Y no sólo eso, pues en los próximos 4 años habrá dos etapas legislativas más, en las que se limitará el ruido mecánico, y no sé yo si eso acabará afectando también a la potencia. Esperemos que no.

La cuestión es que las cosas se empiezan a poner feas para los motores de gasolina, y las 125 van a ser las motos peor paradas, porque lo que se está haciendo en otras categorías de motos es, aparte de optimizar motores y rebajar pesos, aumentar la cilindrada para mantener la potencia… pero eso no lo pueden hacer en este segmento cerrado.

Por lo tanto, disfrutemos mientras duren las cosas tal y como son hoy…

Pablo Ortiz
akiramotos.com